Cientos
de personas han celebrado en la madrileña plaza de la Remonta
el Día internacional de la No violencia
2 de octubre de 2017. Globos naranjas, pancartas,
cintas de Moebius. Música, risas de niños y un calmo murmullo,
saludaban al entrar a la plaza de la Remonta, en el madrileño
barrio de Tetuán. Gentes de distintas edades, procedencias y
sensibilidades dieron testimonio de la No violencia, no solo
de su historia, sino de su necesidad y de su futuro.
Voluntarios de
barrios como Vallecas,
Hortaleza, Barrio del Pilar, La Latina, Carabanchel, Lavapiés,
Usera, Legazpi, y de ciudades como Alcobendas o Alcalá de
Henares,
prepararon el lugar. Un espacio que se fue cargando con el
afecto de cada uno de los que llegaba a mostrar su rechazo a
toda forma de violencia. “Con la que está cayendo, no es fácil
abrir un espacio en la propia vida a la comunicación y el
encuentro con otros”, dijo María González Galeano, de la
Asociación Humanista Entrevecinos de Tetuán, en la apertura del
evento, “por eso tenemos que agradecer a todas las personas que
hoy estamos aquí, valorar el aporte genuino de cada cual, y el
aprendizaje que vamos haciendo todos en conjunto”. En el acto
participaron también organizaciones como La Paz, de Alcobendas, Abnae al
Araieche be Almahjar y Fundación Alulbeyt España, y la emisora de radio
Planeta Latino, que retransmitió el evento.
Ángel Pascual, desde La Comunidad para el
desarrollo humano, organismo que hizo suya la celebración del
día de la no violencia, desde que hace 10 años la ONU decidiera
conmemorar de este modo el nacimiento de Ghandi, señaló que el
objetivo es crear “una cultura de Paz y No-violencia en el
mundo”, es “instalar una conciencia a la que la violencia la
provoque repugnancia”.
De este modo se iniciaban unas intervenciones
que han denunciado los distintos tipos de violencia y su
manifestación en el ámbito familiar, educativo, laboral, social,
personal, espiritual y político, y que también han descrito los
atributos de la no violencia. “Conviene resaltar aquello que va,
aquello que abre posibilidades y nos anima a construir”, dijo
Virginia López, de La Comunidad. “Y es que, bien pensado, creo
que la mayoría de la gente no queremos la violencia”.
Íñigo Gómez Plácito y Jessica Navarro
denunciaron el “crecimiento de fanatismos” y la “confrontación
entre las diferentes culturas”, y llamaron a la convergencia de
la diversidad. Desde Convergencia de las Culturas, junto con
varios colectivos, se ha constituido una mesa de trabajo para
llevar adelante una acción conjunta: una Mesa de Diálogo entre
Culturas.
La no violencia está inspirada en una
profunda espiritualidad: ese “sustrato”, que nutre las mejores
aspiraciones de los seres humanos y que hoy se ve cercada por
una cultura materialista, individualista y pragmática. “Hoy más
que nunca siento la necesidad de recuperar ciertas experiencias
significativas” que se encuentran en esa “Profundidad de cada
uno de nosotros”, testimoniaba Rosa Cimas, de la Comunidad del
Mensaje de Silo de Alcobendas. “De este modo cogeremos fuerza
para transformar escudos y violencia en inteligencia conjunta y
bienestar”.
El crecimiento del armamentismo y la guerra,
el cierre de fronteras frente a la inmigración y los refugiados,
la destrucción del medio ambiente y la concentración del poder
económico y político cada vez en menos manos fueron denunciados
por Pablo Martín, representante del Partido Humanista en el
ámbito internacional.
José Álvarez describió las pinceladas que
definen la política humanista, poniendo el foco en asuntos
fundamentales como la redistribución de los recursos, la
democracia real, la defensa de sectores de la población
especialmente discriminados como son las mujeres, los jóvenes y
los inmigrantes. “El cambio se producirá cuando la gente
comience a entender que el individualismo es el gran cómplice de
este sistema. Cuando los anhelos, las aspiraciones, los
problemas y las preocupaciones de mi vecino sean también las
mías”, enfatizó.
Una
señal desde el futuro
“Lanzamos hoy una señal que esperamos sea
escuchada y compartida. También una invitación para que sean
muchos los que se unan a esta propuesta. Porque, como decía
Ortega, para esta misión “todos somos pocos”. Y nos
comprometemos a no abandonar. A no resignarnos. A no rendirnos.
Porque vale la pena”.
Suave y verdadero, el mensaje de la no
violencia se expresó con fuerza en la Remonta. Un ámbito de
gente muy diversa, atenta y conectada, lo acogía,
amplificándolo. La celebración del 2 de octubre nos dio, de este
modo una experiencia válida a la que recurrir. Una de esas
experiencias que se gesta en la profundidad y se abre en la
hermosa diversidad humana desde el futuro.
Puedes ver un pequeño vídeo del evento en este
enlace