Existió
un viajero que tuvo que hacer una larga travesía. Entonces, ató su animal a un
carro y emprendió una larga marcha hacia un largo destino y con un límite fijo
de tiempo. Al animal lo llamo “Necesidad”, al carro “Deseo”, a una rueda la
llamó “Placer” y a la otra “Dolor”. Así pues, el viajero llevaba su carro a
derecha e izquierda, pero siempre hacia su destino. Cuanto más velozmente
andaba el carro, más rápidamente se movían las ruedas del Placer y el Dolor,
conectadas como estaban por el mismo eje y transportando como estaban al carro
del Deseo.
Como el viaje era muy largo, nuestro viajero se aburría. Decidió
entonces decorarlo, ornamentarlo con muchas bellezas, y así lo fue haciendo.
Pero cuanto más embelleció el carro del Deseo más pesado se hizo para la
Necesidad. De tal manera que en las curvas y en las cuestas empinadas, el pobre
animal desfallecía no pudiendo arrastrar el carro del Deseo. En los caminos
arenosos las ruedas del Placer y el Sufrimiento se incrustaban en el piso. Así,
desesperó un día el viajero porque era muy largo el camino y estaba muy lejos
su destino.
Decidió meditar sobre el problema esa noche y, al hacerlo, escuchó
el relincho de su viejo amigo. Comprendiendo el mensaje, a la mañana siguiente
desbarató la ornamentación del carro, lo alivió de sus pesos y muy temprano
llevó al trote a su animal avanzando hacia su destino. No obstante, había
perdido un tiempo que ya era irrecuperable.
A la noche siguiente volvió a
meditar y comprendió, por un nuevo aviso de su amigo, que tenía ahora que
acometer una tarea doblemente difícil, porque significaba su desprendimiento.
Muy de madrugada sacrificó el carro del Deseo. Es cierto que al hacerlo perdió
la rueda del Placer, pero con ella perdió también la rueda del Sufrimiento.
Montó sobre el animal de la Necesidad, sobre sus lomos, y comenzó al galope por
las verdes praderas hasta llegar a su destino.
Esta historia ilustra la raíz de
la violencia. “Cuanto más grosero es un hombre, más groseros son sus deseos”.
Forma parte de la ‘Arenga de la Curación del Sufrimiento’, el primer mensaje público de Silo, el 4 de mayo de 1969. En un envoltorio
más o menos poético se explica que el conocimiento más importante para la vida
(la "real sabiduría"), no coincide con el conocimiento de libros, de
leyes universales, etc., sino que es una cuestión de búsqueda y experiencia
personal. El conocimiento más importante para la vida está referido a la
comprensión del sufrimiento y su superación. Un año más, el próximo 2 de mayo, daremos testimonio de que el mensaje de la no
violencia sigue más vigente que nunca. Esta vez,
por la crisis sanitaria de la covid19, tendremos que usar las tecnologías para
conectarnos. ¡Estás invitado!