Vivimos en un mundo inestable, colmado de imágenes que entran
en nuestra mente a un ritmo veloz, un mundo en crisis donde caen cada día lo
que hasta hace poco eran referencias…
La raíz de muchos problemas está en que los seres humanos se
olvidan en su quehacer cotidiano, de sí mismos. Sin querer, uno se hace plano,
pierde una perspectiva adecuada para que su vida y la de su gente cercana
tengan un desarrollo mejor, más coherente. Así que pareciera que en esta situación que nos toca vivir
la atención es una herramienta clave.
Una buena disposición para el
aprendizaje, una buena memoria, unos “buenos sueños”, un aumento de la
permanencia en los propósitos y, en suma, el crecimiento de la capacidad de
cambio en una dirección querida, dependen de la atención.